El trabajo de Elissamburu y colaboradores, recientemente publicado en la Revista Argentina de Cardiología, aporta datos relevantes sobre la función ventricular derecha (VD) en pacientes con amiloidosis cardíaca por transtiretina (AC-TTR). En una cohorte de 154 pacientes, casi la mitad presentó disfunción sistólica del VD medida por TAPSE, la cual se asoció de manera independiente con mortalidad, hospitalización por insuficiencia cardíaca y aparición de fibrilación auricular. (1)
Este hallazgo cobra importancia porque la atención en la amiloidosis cardíaca se ha centrado históricamente en el ventrículo izquierdo, mientras que el VD solía ser relegado. Sin embargo, en la práctica clínica la disfunción del VD tiene un peso pronóstico determinante, no solo en la amiloidosis sino en la mayor parte de los cuadros de insuficiencia cardíaca, en especial en aquellos con fracción de eyección preservada. (2,3) En este sentido, el estudio refuerza un concepto ya conocido: la evolución de los pacientes con IC depende tanto del lado derecho como del izquierdo del corazón.
La relevancia práctica de este trabajo reside en destacar que un parámetro simple, accesible y reproducible como el TAPSE puede ser útil en la estratificación de riesgo. Frente a la complejidad de la amiloidosis, donde muchas veces se requieren estudios sofisticados para el diagnóstico, la posibilidad de contar con un índice ecocardiográfico sencillo, disponible en cualquier laboratorio, es un aporte significativo. Incorporar de manera sistemática la medición del TAPSE en pacientes con sospecha o diagnóstico confirmado de AC-TTR puede ayudar a identificar subgrupos de mayor riesgo y orientar decisiones concretas.
Por ejemplo, un paciente con TAPSE reducido podría beneficiarse de un seguimiento más estrecho, un umbral más bajo para iniciar anticoagulación ante la aparición de fibrilación auricular o una evaluación más temprana para terapias específicas. En un escenario clínico donde el acceso a fármacos modificadores de la enfermedad como tafamidis sigue siendo limitado, disponer de parámetros que permitan seleccionar mejor a quién priorizar se vuelve particularmente útil en la práctica real.
Al mismo tiempo, no debemos perder de vista una reflexión general: cuando se propone un nuevo marcador pronóstico, su verdadero valor radica en demostrar capacidad incremental frente a lo que ya conocemos. Si la disfunción del VD aparece casi inevitablemente en pacientes con insuficiencia cardíaca avanzada o en aquellos con elevación de NT-proBNP y troponina, cabe preguntarse cuánto agrega el TAPSE más allá de confirmar un riesgo ya evidente. El estudio de Elissamburu y cols. muestra independencia estadística, pero la agenda futura debería ser demostrar el valor añadido sobre modelos que integren biomarcadores y variables clínicas.
En definitiva, este trabajo invita a mirar al VD con la importancia que merece. No se trata de un actor secundario, sino de una pieza clave en la evolución de la AC-TTR. Pero el mensaje es más amplio: en toda insuficiencia cardíaca, y particularmente con fracción de eyección preservada, la función del ventrículo derecho es un determinante mayor de evolución. Incorporar su evaluación rutinaria no solo enriquece nuestra comprensión de la enfermedad, sino que también puede traducirse en decisiones más oportunas y beneficiosas para nuestros pacientes. (4)
Consideraciones éticas
No aplica
Declaración de conflicto de intereses
El autor declara no tener conflicto de intereses.
(Véase formulario de conflictos de interés del autor en la Web).